jueves, 22 de abril de 2010

Limbo Subterrenal

Totalemente de acuerdo. Lo de sala de espera me encantó. Y el subte? Vos te acordás de un documental que pasaba De Carli, que entraba un tipo en el subte y veía lo que soñaban los pasajeros? Sin ser surrealistas, juntamos allí a los personajes viajando, esperando en ese trance que es el camino bajotierra. Y sería un film que se interrumpe en cada estación. La nocíón de Limbo nos lleva de un tirón a la más bíblica de Purgatorio por el mismo motivo que describe J.F.C. (Julio/Jesus Florencio/Fucking Cortázar/Christ!), es el entre de los que no han sido ni del todo buenos ni del todo malos. Los cínicos, los Fantasmas que deben resolver sus cuestiones para salir de allí. Deben resolver las pequeñas historias para llegar a la próxima estación. Las opciones son varias pero coincido con que sea un limbo terrenal. O subterrenal.

Todas Las Hojas Son del Viento

Bueno, estamos por la buena senda posmoderna. Supongo que tendríamos que armar la historia global, crear unos personajes cliché, o cual mejorará la comunicación entre los escritores respecto de las reacciones que pueda tener cada personaje en uno u otra situación, y luego derivar hacia el caos-ordenado. Es casi como un Big-Bang, una Creación o un tiro al arco (y tantas cosas más), como ocurre con las hojas, que son del viento porque las mueve hasta en la muerte, por ese impulso inicial, fundacional. Es un gran desafío el ver qué ocurre con nuestro disparador, ver como se reasume la historia en distintas instancias y dónde desembarca o naufraga la cosa en general. Espero que el eyaculador de la coherencia interna nos asista para que no haya demasiadas inconsistencias.



Me agrada lo del limbo, me agrada la indeterminación del limbo, pero ¿sabés qué? Creo que ganamos mucho cada vez que nos animamos a hacer transcurrir las cosas en el mundo real. Así como Borges cuando menciona hechos cotidianos hasta el hartazgo de mencionar conversaciones con Bioy, me parece que la verosimilitud se alcanza interpelando desde lo cotidiano y extrañándolo. Hay un capítulo que marqué de Último Round donde se trata largamente la cuestión del cuento corto y, en particular, del cuento corto fantástico. En fin, pensando en todo esto se me ocurre que hay que buscar un limbo en el mundo terrenal. ¿Qué es un limbo? Un interregno, un entre, una cosa que no ha dejado de ser algo para ya empezar a ser otra cosa; o que ya ha dejado de ser algo y aún no ha empezado a ser otra cosa. Entonces, pienso que el espacio debería ser una sala de espera, un andén, una terminal, un aeropuerto y esto, claro, me remite al Sr. Adam Maxwell Godot –cuya figura en realidad estaba encarnada por el Coronel Ítalo Peck, si no mal recuerdo-, y a otros infiernos; el tedio como caldo de cultivo, el fin de fiesta, la tardecita.

Crossover/Limbo

Anotado el Looping. Y en cierto modo, la participación de los personajes en más de un relato me recuerda lo que en los comics entendíamos como Crossover, no? Cuando Batman aparecía en la Superman porque el Joker estaba en Metrópolis. Con las distancias que se generaban entre los estilos de cada revista/superhéroe. Por ejemplo, Batman llevaba toda su lobreguez a la habitual ingenuidad de Superman.

El Film lo pienso como secuencias en una gran mansión-Limbo. Un lugar al estilo del Purgatorio donde se encuentran todos los personajes, vagando por los rincones. No tiene que ser una relato tradicional necesariamente lo que se mueestre en el film, sino más bien como un recorrido por las salas como en El Arca Rusa, y hacemos pequeños gags y guiños de recurrencia con frases o acciones que se repiten respecto de las historias particulares.

Looping

Quizá no sea el ejemplo más feliz, pero me lleva a pensar el modo en que las distintas historias van a relacionarse en el plano de la historia. Se me ocurren la simple recurrencia, la causalidad lineal paradójica (éste es el caso) o la sobredeterminación. Como para ir definiendo. Me gustaría que cada personaje intervenga en dos historias, a modo de enlace.

Qué es LOOPING ???
Para quien no conoce el concepto de looping, es un término que crearon los informáticos para definir un enredo de los
tantos que han creado y para lo cual no tienen una explicación sencilla para aclarar el problema, que algunos llaman
recursión infinita.

Haciendo poco esfuerzo trataré de explicarles en pocas palabras este famoso término.
Se dice que un programa de computación "entró en un looping" como cuando ocurre la siguiente situación:
El DIRECTOR llama a su secretaria y le dice:

Vanessa, mi vida: Tengo un seminario en Río de Janeiro por una semana y quiero que me acompañés para que conozcas a
mis socios y nos masacremos en la playa una semana. Hacé los preparativos del viaje...
La secretaria llama al marido:

Juan, mi vida: Voy a viajar al exterior con el director por una semana.
Cuidate, querido.
El marido llama a la amante:

Leonor, mi tesoro - Mi jermu va a viajar al exterior por una semana,
vamos a pasarnos esta semana juntos, mi reina...
La amante (que es maestra) llama al niño a quien le da clases particulares:

Manuelito: Tengo mucho trabajo la próxima semana.. No tienes que venir
a clases...
El niño llama a su abuelo:
Tata - La próxima semana no tengo clases, mi profesora estará ocupada.
Así que por fin... ¡Vamos a poder pasar la semana juntos!!
El abuelo (que es el DIRECTOR en esta historia) llama a la secretaria:
Vanessa, vení rápido: Sorry mi vida, suspendé el viaje porque voy a pasar la
próxima semana con mi nieto que hace un año no veo, por lo que no
vamos a participar en el Seminario. Cancelá el viaje y el hotel y en dos meses armamos otra luna de miel.
La secretaria llama al marido:
Juan: El hijo de p u t a del director cambió de idea y acaba de cancelar el
viaje,

El marido llama a la amante:
Amorcito disculpe - No podremos pasar la próxima semana juntos, el
viaje de la te to na de mi mujer fue cancelado.

La amante llama al niño de las clases particulares:
Manuelito - Cambié de planes: esta semana le voy a dar clases como siempre.

El niño llama al abuelo:

Abuelo, la vieja de mi profesora me dijo que esta semana tengo clases
normales, discúlpame, no voy a poder hacerte compañía.

El abuelo llama a la secretaria:

Vanessa, mi reina: Mi nieto me acaba de decir que no va a poder estar
conmigo esta semana porque tiene clases. Así que comprá nomás los pasajes y la tanga
roja para ir a Río de Janeiro...
¿Les quedó claro lo que es un looping...?? ?

viernes, 16 de abril de 2010

Las Buenas Consciencias

Muchachos, los invito a leer un pequeño poema de Julio, entre los últimos en Papeles Inesperados, que me parece un Mojón en la Ruta que lleva a la Nueva Cosa que hagamos. Añadí en el documento, además de eso, algunas respuestas de correo que habían quedado fuera. Y agrego yo ahora que me entusiasma de sobremanera pensar en las Posibilidades de la Forma (que no es más que el Contenido) que la Nueva Cosa tendrá, por ejemplo, poder nuclear aquellos amigos y aquellos bastiones que hemos desperdigado a lo largo de este tiempo. Pienso por ejemplo, en una performance en vivo en Córdoba, un fin de semana perdido dentro de la Temporada que planifiquemos. Y así...

Sos así: inteligente, clara, refinada,
vivís en armonía con las gentes, las cosas y las plantas
que has elegido despaciosamente,
rechazando sin ruido lo que quebraba el ritmo diurno,
la calma de tus noches.
Eso no significa que ignores este caos,
este fragor de sangre que llaman siglo veinte.
Al contrario, seguís muy de cerca
cosas como el racismo, el apartheid y las trasnacionales,
la sangre en Argentina y Chile y Paraguay y etcétera.
Cada tarde a las seis comprás Le Monde
y te indignás sinceramente
porque todo es violencia, violación y mentira
en Dublín en Beirut en Santiago en Bangkok.
Y después cuando vienen Paulita y Juan y Pepe
les explicás con té y tostadas que esto no puede ser,
que cómo puede ser que esto sea así, y la mesa
se llena de protestas democráticas,
de migas humanísticas y Derechos Humanos (cf. Unesco).
Todos están de acuerdo, y todos sienten
que están del justo lado, que hay que aplastar a Pinochet,
pero curiosamente
ni ellos ni vos han hecho nunca nada
para ayudar (digamos, dieron plata, se solidarizaron
algunos con las campañas periodísticas),
porque les lleva lo mejor del tiempo
aplastar al fascismo con perfectas razones silogísticas
y sentimientos impecables.
Es evidente que leer Le Monde
es ya un combate frente a los que leen el Figaro.
Lo importante es saber dónde está la verdad
y repetirlo y repetirlo cada día
a los mismos amigos en el mismo café.
Casi una militancia o poco menos,
casi un peligro porque en una de ésas
te oye un fascista y ahí nomás te fichan.
Oh, querida, ya es tarde,
andá a dormir pero antes, claro,
las últimas noticias. Mataron a
a Orlando Letelier. Qué horror, verdad.
Esto no puede ser, esta violencia
tiene que terminar.
(Suena el teléfono, es Paulita
que acaba de enterarse.)
Da gusto ver
cómo vos y tu gente participan
de la historia.
Vas a dormir tan mal, verdad, mejor quedarse oyendo música
hasta que venga el sueño de los justos.

Julio Cortázar

Guiños

Creo que lo bueno de nuestra próxima cosa es que desde el vamos permite incorporar todas esas ideas que nos rodean. Me gusta lo del mapa, me parece que puede ser un puente entre lo abstracto de la web y lo concreto de las performances. Quizá podríamos armar una especie de misión simbólica, falsa o no, que podría ser ir a cortarle la cabeza a la estatua de Roca, por ejemplo, en coqueteo permanente con lo que hay de cierto en lo apócrifo. También se me ocurre que podría haber una especie de narrador del futuro, un sobreviviente a nuestra era que cuenta todo lo que estamos viviendo con nostalgia y desdén, un viejo enclaustrado en una biblioteca virtual del futuro fumando cigarros con holográfico. También me gustaría crear una guerrilla que conste de un jefe revolucionario y algunas guerrilleras al estilo de las gatitas de Olmedo y Porcel, que irrumpan en todas las presentaciones para convulsionar la escena. En fin, tenemos que poner manos a la obra en un sentido literario.
Podríamos hacer guiños a nuestras previas grandes cosas. Por ejemplo, la obra de estructura de abismo podría ser como una caricatura de La peste, pero con los actores y los músicos agotadísimos de hacer la obra, empiezan a cambiar los textos y a hacer cualquiera hasta que estalla una discusión y aparecen el arrogante director de la compañía, el productor, etc. O podría ser cualquier otra obra, pero me gusta que parezca que hacen la obra todos los días a la misma hora y están hartos.

Otras Ambiciones

-Cabeza de Goliat: Inspirado en el ensayo urbanístico de Martínez Estrada esto es algo que estuvimos charlando con Fer, se trata de hacer un registro fotográfico de los ESPACIOS de la ciudad. Dentro de la NBT, serían fotos de donde se creen las SITUACIONES. Hacer con ello una especie de Mapa de la "Inseguridad Artística", dedicado a Francisco. Detalles de Estatuas, esquinas, escenas, etc.

-Para dibujo o ilustración animada, considerando este soporte como algo de por sí hiperbólico( qué es sino dibujar), caricaturizar el concepto general que laburemos, el fascismo, el cinismo, etc. con pequeños episodios de un personaje que sea un Dictador exhubertante, a lo Ubú, a la Hitler con sus gestos, a la Chaplin absurdizando todo y armando la serie, la saga que se conecte con las situaciones en vivo (incluso para proyectarlos en la situación).

¿Qué Tal, Julio?

100% en acuerdo con la forma cómica de cada una de los microrelatos. Eso me lleva a pensar, como siempre, en el desdoblamiento, los griegos, y en el cinismo. Por eso, si tú dices comedia, yo diré Tragedia. Ahí es cuando vuelven (o se despiertan, mejor dicho) antiguos anhelos de relatos. El asunto Florencio, la web Rayuela, etc. Y digo, ¿qué tal si todos esos microrelatos fellinescos, desabridos, cómicos, no redundan, en la Historia Total, en una Tragedia al estilo Libro de Manuel? Y allí, me empiezo a responder con los mismos anhelos. ¿Qué tal si esos personajes que pululan en cada relato, que se superponen y que serán leídos de diversa manera, no son en la Historia Total, amigos, o al menos, miembros de un Grupo a la Cortázar? ¿Qué tal si los taggeos, los post no son acaso, los comentarios, los recortes que le dejemos a un Futuro Manuel? ¿Qué tal si de la Comedia vemos nacer la Tragedia? Planteo esto teniendo en cuenta que tenemos que sacarnos las ganas de hacer algo que divierta, que haga reír, de manera nerviosa, con estructuras en abismo, con cliches no probados y, a la vez, aprovechar nuestra trayectoria de lectura e incipiente escritura trágica. Ulises, Miguel, Néstor, Ludmila, Juana, Bernardo y hasta los periodistas del Ombligo en un Palermo minado terminan padeciendo sus errores, suicidándose con sus Julietas apenas dormidas en los brazos. El Viejo Fascismo de cada día, el signo cínico de época que nos atraviesa es sin duda una de las grandes claves. Yo quisiera escribir sobre un director muy metafísico que no puede pasar sus ideas a obra, con un actor totalmente pintado, sin saber qué hacer y no entendiendo nada de lo que le indican ni por qué, con una asistente de dirección, totalmente histérica y pragmática que se vuelve loca y con gentes del público que sugieren pésimas resoluciones que no hacen más que fastidiar al Director. También pienso que este formato, por llamarlo de alguna manera, es ideal para revolver nuestros cajoncitos, sacudir el e-deario, y traer, por ejemplo,el día que Heidegger no fue nazi, aquel corto del hombre desfasado, la Bifurcación/Confluencia, el Banquete Queer, etc.
Cerremos filas sobre el tema o concepto general. Empecemos con los microrelatos o, al menos, ideas sobre lo que escribiremos de ellos. Socializémolos, entramémolos con las ideas de los otros microrelatos y nuevamente separémonos para escribirlos. Y así. Pongamos un plazo para entregar una carpeta sobre el proyecto (un anteproyecto, dirán los jurídicos) este año para realizarlo el año que viene.

Toma de la Formilla

Actualizo lo que se desprende de lo anterior más lo que circuló discursivamente por estos últimos días que ya vienen con el perfume inequívoco de la obra nueva.
Me parece que tenemos que buscar un tema o concepto general que todos tengamos presente, algo bien del mundo de las cosas cotidianas, una posición tomada, un reflejo, una sensación de época. Sugiero: los viejos vinagres o el fascismo nuestro de cada día. A partir de allí, comenzar a recolectar historias que ilustren este tema, que lo expongan, lo esclarezcan y le den la vuelta de tuerca que se merezca, preferentemente en tono de comedia. Así, fellinescamente, entiendo que llegaremos a la idea por un mecanismo complejo: las historias se superponen, se corresponden y en esta dialéctica surge el sentido. Hasta aquí, todavía no hemos hablado de la confección de los guiones. Una vez que tengamos la estructura general de la obra –las historias que vamos a contar, los modos en que se implican unas a otras, etc.-, podremos darnos a la escritura fina, aprovechando los diversos estilos, las distintas perspectivas, para dar a luz distintos guiones. Todo esto debería plasmarse, por fin, en la obra, que finalmente estará hecha de cortometrajes, músicas, piezas teatrales, dibujos animados y cuanta otra cosa se nos ocurra, a presentarse en el transcurso de, digamos, dos meses que serán de vivir la obra por completo, como si fuera un Mundial. El seguimiento integral de la obra podrá hacerse a nivel web, con las características propias de este medio (postear, taggear, comentar, etc.). Así me parece que estaría bueno trabajar.

Sigue la Propuesta

La Obra será original o no será. El aprendizaje del cover o las exégesis más o menos lúcidas nos dejan la idea de que queda mucho por experimentar. Adhiero entonces componer experimentando, volviendo y revolviendo, eso sí, en la resonancia, en el eco de sentidos distantes que nos han dejado otros relatos, otras revoluciones.
La idea en camisón que quisiera escribir consiste en una obra teatral seriada (con capítulos unitarios, autónomos) que se vaya desarrollando a lo largo de una temporada, con un correlato web de video, buscando llevar gente al teatro y, a la vez, empujando a la gente que va a la sala, a seguir por web una alternativa en video. Que el arte no sea una esfera independiente de la vida. Al menos de la vida cotidiana, en principio, burguesa. Un Situacionismo del siglo XXI. Pensé, a raíz de algo que hablamos, en un personaje que sea documentalista cuya ambición es devolver relatos y contenido (Policiales negros, historias románticas, comedias) a esta época del arte separado de la vida cotidiana.
Biografiar la obra mientras se hace es sacudir un poco la pretensión de la cultura historizada y la nihilización de los valores, ese mutismo posmoderno que mencionás, mediante la confrontación de los textos, los relatos con sus propios conceptos, con las verdades y engaños por ellos mentados, por sus duplicidades y por las distancias que nos enajenan de ellos. Y que no es más que una confrontación que busca salvar la distancia urdida entre idea y acto, que busca ligarlas, busca encontrarlas. Ahuyentar metafísicas. Por eso estaremos bien si vamos por el camino de experimentar fijando ideas pero también sobre el propio modo de fijar esas ideas, de medir con qué y de qué manera podemos penetrar en las profundidades de las cosas. Partiendo de la idea de que lo esencial no ha sido dicho. Es una escritura optimista si es consciente desde sí misma, desde sus palabras, sus “guiones” y de las condiciones que generan esas palabras, esos guiones. Y si realmente nos aplasta el clima posmoderno y no podemos decir, por lo menos digamos que no podemos decir.
Hacer el documental de La Peste tenía la intención inicial de retratar las condiciones de producción, después la producción en sí misma nos quitó esa posibilidad o la diluyó. Y más que nada, el no tener un Norte sobre qué hacer con ese documental terminó por hacerlo descansar en la web. Esto me lleva a pensar que esas hojas sueltas, esos planos, o aún fotografías nazcan con una misión clara de configurar otra/otras obras. Para presentar.

Una propuesta

Como primera medida, hacer una obra original. En principio, por una cuestión de principio: no concibo al autor despegado de la obra, de la vulnerabilidad de su exposición; porque estoy en contra de la imagen del autor encerrado en su torre de marfil, como un médium que le baja información divina a los mortales que interpretarán su creación. Se aprende mucho del cover, aún más se aprende de la versión, pero a la hora de la obra, pongámonos a obrar. En segundo lugar, sospecho de cierto mutismo posmoderno, del terror a decir en la era en que nada parece estar prohibido: la censura la ejerce el policía que llevamos dentro, el que nos dice que todo contenido es igual, que todo da lo mismo, que lo mismo da twittear que escribir una obra comprometida y responsable. Ante la posibilidad de decir, prefiero que balbuceemos torpemente nuestras propias realidades en lugar de recitar majestuosamente las de nuestros ancestros. Last but not least, quiero dejar bien en claro que La peste en modo alguno agota las posibilidades de comunicación entre las diversas disciplinas en que la actividad creativa parece haber estallado en nuestro tiempo. Tomar una obra ajena significa partir nuevamente del teatro como disciplina central, subordinando el resto de los quehaceres. En mi propuesta, de lo que se trata es de concebir una obra que desde sus cimientos contemple las posibilidades narrativas del conjunto de nuestras posibilidades técnicas y creativas, con la convicción de que el todo es mucho más que la suma de las partes. En el entre se nos escabulle lo aún-no-dicho y sólo en ese terreno intransitado tendremos ocasión de aprehenderlo para volverlo lo por-decir. Podría esgrimir algunas razones más –entre las cuales sin duda se contaría el goce pleno de parir algo verdaderamente nuevo-, pero estas son las principales por las que propongo hacer una obra original.

Próxima Gran Cosa

Me digo que esto tiene que quedar en algún lado, y como soy hombre de mi tiempo, me decido a abrir un blog, uno más de los cientos de miles de millones que se abren por milésima de segundo en cada esquina del planeta. No importa, me digo, que digan lo que quieran, todo blog es único y el mío es el más único de todos. Ya estoy escribiendo www... cuando recuerdo que ya tenemos un blog y, si bien nada se gasta, ningún otro árbol se tala, ningún otro ambiente se contamina, ningún otro niño muere de hambre cada vez que yo abro un blog (ahora que lo pienso, no sé si es correcta la expresión abrir para referirse a un blog, ya debe haber algún neologismo al respecto), si bien no hay perjuicio alguno en ello, además de un hombre de mi tiempo supe ser un niño del siglo veinte, época lejana en que la humanidad conocía otros números además de los unos y los ceros y las cosas eran materiales y finitas, cada paquete traía ¿cinco? figuritas; entonces, recuerdo que en alguna parte existe un blog abandonado que probablemente clame por nuevos y picantes contenidos, y me mando. La última entrada es de hace un año y un mes. Eso en este siglo equivale a todos los años oscuros de la Edad Media y un toquecito de Renacimiento. Pero en fin, aquí vamos: han pasado muchas cosas en el medio, Ombligo Producciones se erigió y el viento de la vida nos erosionó, nos fuimos depurando, habíamos hecho radio, hicimos un corto, una movida culturosa que quedará en los anales de la historia y que supo llamarse Umbílica, y ahora estamos terminando la etapa Variaciones sobre la peste, una obra loquísima que -no lo van a creer- combina, de izquierda a derecha, música en vivo, teatro y video. Entretanto, como siempre, va comenzando a aparecer la Próxima Gran Cosa, eufemismo beatle para referirse al próximo quilombo en que nos vamos a meter. Lo que voy a hacer es copiar y pegar, operación posmoderna por excelencia, todas las inspiradas reflexiones que vayan surgiendo en torno a la Próxima Gran Cosa. Es probable que estas pequeñas producciones intelectuales sólo lleguen a conocerse a través del tamiz implacable de la Obra y que tú, lector, no seas más que una imagen indefinida en mi pisquis. Pero, ¿y si no?

martes, 10 de marzo de 2009

Como sumergir la cabeza dentro de un balde de agua fría

Como sumergir la cabeza dentro de un balde de agua fría, cada vez más a menudo necesita colocarse los auriculares y escuchar al menos un tema de esta maravillosa música nueva. Para eso le resulta imprescindible el aparato que compró por Internet y que le costó casi un sueldo, una barbaridad según sus padres, pero ellos qué saben, si a veces, cada vez más a menudo, necesita colocarse los auriculares y escuchar al menos un tema de esta maravillosa música nueva, como si sumergiera la cabeza dentro de un balde de agua fría.

domingo, 8 de marzo de 2009

Lo detesta con toda su alma

Lo detesta con toda su alma. Cada vez que ella pasa, él se las ingenia para tocarle el culo sin que nadie lo vea. Sabe que ella no dirá nada, sabe del niño, sabe de la cobardía del padre –de quien nada más se sabe-, sabe lo difícil que es para una chica como ella conseguir un trabajo decente, sabe de la opción horrorosa que tiene, porque él mismo frecuenta los cabarets. Ella lo detesta con toda su alma. Al principio pensaba que debía estar agradecida por el trabajo, pero ahora está cansada de que le toque el culo una y otra vez. No es por el hecho en sí mismo, ha estado con hombres aún más desagradables que él, es por la forma en que lo hace, degradándola, recordándole a cada momento su condición de madre soltera con bajos recursos sin derecho a esperar nada de la vida. En su interior se esconde una leona dormida y esta tarde no ha quedado casi nadie en la oficina. Como cada día, sube al entrepiso a buscar los utensilios para empezar a limpiar y se sobresalta por un murmullo lejano. Se asoma a la baranda, mira hacia abajo y ve la detestable cabeza calva que habla por teléfono. No ha quedado casi nadie en la oficina. De hecho, no ha quedado nadie más que ellos dos, y él no puede verla parada justo encima de su cabeza, detestándolo, ni tampoco alcanza a ver el pesado armario ni a escuchar el estrépito.

jueves, 5 de marzo de 2009

La persécution

(2009, Gerard Depardieu, Daniel Auteiul..)
Georges (Depardieu) es un militante político haragán y poco comprometido que se ve inesperadamente envuelto en un confuso episodio y debe refugiarse en la casa de Pierre, su mejor amigo (Auteuil). Mientras Pierre y su familia hacen lo imposible para que la policía y los espías del gobierno no se enteren de que alojan en su apartamento a un perseguido político, Georges pasa los días mirando comiendo, bebiendo, mirando televisión, discutiendo sobre política y seduciendo a la hija mayor de Pierre.

"Un peliculón", Clarín.
"Un film brillante que se anima a bromear con el tema siempre vigente de la persecusión política", La Nación.
"Un nuevo fiasco del cine francés que promete batir todos los records históricos de taquilla", Ámbito Financiero.

Cuentos de la selva

Hacer una peli con los Cuentos de la Selva, de Horacio "No Facundo" Quiroga.

Hechos, no (palabras)

Ya estaba medio entonado cuando se paró sobre la mesa. Basta de decir, gritó, basta de decir, ¿no ven que cuando decimos no hacemos? Tenemos que dejar de decir y empezar a hacer de una buena vez. ¿Y qué hacemos con lo que tenemos ganas de decir?, preguntó uno. Es muy sencillo, dijo él, un poco más tranquilo pero sin bajar de la mesa y dejando resbalar las palabras por los pasillos en pendiente de su mente alcoholizada. Es muy sencillo, repitió, todo lo que tengamos para decir no lo diremos nosotros, sino nuestros personajes, nuestras creaciones, dentro de nuestras obras. ¿Y acaso vos no estás diciendo ahora mismo? Tu afirmación suena contradictoria, lo increpó uno que estaba a sus espaldas. Él se volvió bruscamente y, justo antes de trastabillarse y caer, alcanzó a murmurar yo ya soy un personaje, imbécil.

miércoles, 25 de febrero de 2009

Circularidad de los parques

Se narran simultáneamente dos historias. Se sobreentiende -por los nombres y características de los personajes- que se trata de un episodio durante la juventud de la vida de un hombre y de un episodio de la madurez del mismo hombre. El hombre joven sufre carencias materiales y frustraciones de diverso tipo. El hombre maduro es la expresión misma de las contradicciones de lo burgués. El hombre joven decide robar una de las casas más ricas del barrio. El hombre maduro, dueño de la casa más rica del barrio, vive pensando que alguien va a entrar a robar.
El desenlace ocurre cuando se encuentran las dos historias. Finalmente, los dos hombres no eran el mismo hombre -en sentido estricto- y terminan matándose mutuamente, es decir, terminan matándose a si mismos -en sentido metafórico.

Parte de un juego

Un hombre y una mujer se miran en el subte, coquetean, hasta que en un momento uno de los dos se acerca y le dice al otro que ya no puede seguir fingiendo que no se conocen (todo era parte de un juego).

Democracia hipermediatizada

Democracia hipermediatizada. Los Medios se unen y producen un reality show del que saldrá seleccionado –por los televidentes, a través de votos electrónicos- el candidato mediático para las elecciones presidenciales.

domingo, 21 de septiembre de 2008

La obra, los personajes, el autor, el director

A: Estos negros de mierda, hay que matarlos a todos.
B: ¿Qué decís, cerdo fascista? ¡Estos nazis del Gobierno hay que matarlos a todos! Hijos de puta que viven a cuerpo de rey a costa de la pobreza del pueblo.
C: Paren, paren. Momento. Basta de discutir e insultarse. Esto no es culpa ni de los negros de mierda ni de los cerdos fascistas. Esto es culpa del autor. Vamos a buscarlo.

C: Oiga, usted. Deje de hacer decir barbaridades a sus personajes.
Autor: Por favor, limítese a cumplir su papel. Y no le hablo a usted, sino al actor que lo interpreta.
C: ¿Cómo se atreve?
Autor: Es muy simple, todo esto es parte del guión.
C: Es usted un inescrupuloso. Exijo que ahora mismo quite el contenido ideológico de esta pieza o suspenderemos la función. Queremos algo más light, para toda la familia. Algunas mujeres desnudas, quizá.
Autor: De ninguna manera. Usted hará lo que yo le diga, ya está dentro del papel.
A: Estos negros de mierda.
B: Cerdos fascistas.
Autor: Ya ve, así son las cosas. En todo caso, la culpa es del director, que eligió esta obra. Yo me limité a escribirla, él la eligió. SI no les gusta, no la interpreten. Me pagan una miseria, tengo otro trabajo.

Director: ¿Qué es todo este quilombo? ¡Vamos, muchachos! Las vanguardias se extinguieron hace casi un siglo. No me vengan con boludeces, a trabajar.

Problemas de suministro

(Suena el timbre. Son dos hombres, uno alto y uno bajito)
- Qué tal, somos de la Compañía
- ¿Qué desean?
- Venimos por su reclamo.
- Yo no hice ningún reclamo.
- Sí, cómo no. El reclamo número un millón uno.
- Yo no hice ningún reclamo con ese número.
- ¡Es cierto! Disculpe, su reclamo es el número un millón dos: problemas de suministro.
- No, tampoco.
(Uno de los dos hombres es inflexible, el otro intenta convencerlo de que lo mejor es que les permite hacer su trabajo)
- Problemas con el suministro.
- No, no tengo ningún problema con el suministro.
- Vamos, no complique las cosas.
(Finalmente, los dos hombres pasan y terminan por cortar el suministro. Se retiran y el usuario se indigna. Llama a la Compañía)
- Buenos días, quería hacer un reclamo por problemas de suministro.
- Muy bien señor, tome nota. Su número de reclamo es el un millón tres: problemas de suministro.

Pensar cucaracha

Despertó abrumado por la sed de un sueño seco. En la oscuridad del cuarto, tomó el vaso que había sobre la mesa de luz, lo llevó con precisión a sus labios y bebió de un solo trago.

Entre el agua que recorrió fugazmente su garganta, pudo sentir el volumen inequívoco del bicho y alcanzó a pensar cucaracha antes de reconocer los pasitos desesperados dentro de él. En un cosquilleo aberrante, la bestia y él desesperaban al mismo tiempo, ella atrapada en su cuerpo, él también. Pensó ayuda, bicho, morir.

Bajó hasta la cocina guiado por el asco y blandiendo una enorme cuchilla comenzó a hurgar dentro de sí mismo hasta encontrar la muerte. Algunas horas más tarde, la cucaracha consiguió escapar por uno de los profundos cortes, entre la sangre y las vísceras.

Nadie nunca pudo comprender el motivo que llevó a aquel hombre a dañarse de ese modo, porque la imaginación de las personas encuentra algún límite en la repugnancia.

viernes, 5 de septiembre de 2008

El Hombre Latencia

Idea de Corto. Un hombre en una austera habitación. Una mujer yace recostada en un futón de esa misma habitación. Él ordena algunas cosas, se sienta, duda. La mira. Sigue ordenando distintos elementos que hay en un escritorio. Vuelve a observar a la mujer.

La mata.

Se detiene, la observa, no la mata.

Relato de un delay que se cruza con su original. Este o cualquier ejemplo más elaborado.
Mismo encuadre, plano general de toda la habitación. Se graba todo una vez (pero se superpone dos veces), excepto el final que se hace doble, o triple, o ...

Bifurcación-Confluencia II

En una página del diario escribiría la historia del devenir con Ella. Lo que en realidad pasaba.
En el reverso iba a anotar lo que desearía que hubiese ocurrido con Ella.

Esta empresa nunca se concretó cuando entendió que desear no tenía nada que ver ni con lo que ocurría ni con lo que podría haber ocurrido.

martes, 2 de septiembre de 2008

Una escena de comedia

Una oficina se va descontrolando poco o a poco. Cada vez que suena el timbre del ascensor –es decir, cada vez que alguien está por entrar en la oficina- todos vuelven rápidamente a sus puestos y la oficina aparece limpia y ordenada. Esto ocurre por corte: se muestra el descontrol, se muestra la puerta del ascensor que llega y se abre y se muestra la oficina limpia y ordenada. Al principio, el descontrol puede ser menor, es decir que con alguna agilidad los empleados podrían reacomodarse ante la inminente llegada; pero luego hay una especie de carnaval carioca que desaparece absurdamente ante la llegada del ascensor, y la oficina muta del desorden al orden con una agilidad, diríamos, desopilante.

domingo, 17 de agosto de 2008

Bifurcación - Confluencia

Bifurcación

Un buen día, a un buen hombre se le presentan dos opciones y hace una elección que determinará el devenir de su existencia. Ese mismo día -excitado por el vértigo de la elección- comenzará a escribir simultáneamente dos diarios personales: en uno de ellos narrará los hechos que le ocurren cada día de su vida; en el otro, imaginará los hechos que habrían ocurrido cada día de haber tomado, oportunamente, la opción alternativa.

Confluencia

Un buen día, nuestro buen hombre escribe exactamente lo mismo en ambos diarios. Los hechos de su vida tal como han ocurrido y la secuencia causal que ha imaginado año a año, se aúnan en un único relato, que coincide con su realidad cotidiana. Allí se produce la anomalía: el buen hombre parece recordar indistintamente -pero sólo una a la vez- las dos historias. Las confunde porque ambas le resultan igualmente apropiadas para explicar su identidad, aunque una de ellas es aceptada y comprendida por su entorno, mientras que la otra hace sospechar de su salud mental.

jueves, 17 de julio de 2008

Decadencia

El mundo entra en un periodo de franca decadencia, tan explícita como inevitable. Los héroes hace todo por detener el deterioro moral, espiritual, material, pero las frustraciones se suceden una tras otra. Cualquier triunfo aislado no es más que la perversa preparación de una frustración mayor. Finalmente, la guerra por detener la caída se convierte en una débil batalla por acabar con la agonía; pero, una vez más, fracasa el hombre y ni siquiera logra acabar con su propia existencia. Recién entonces, para que quede claro que de ninguna manera responde a la voluntad humana, sobreviene la primavera y comienza un periodo de renacimiento.

¿Más abstracto? No me quedó

lunes, 17 de marzo de 2008

Cuatro

Te habías muerto y yo apenas me estaba enterando dos o tres años después, ya había perdido la cuenta, dos o tres años en comprender esa salida urgente, es que acaba de fallecer de repente, no, no, no estaba enfermo, no sé lo que pasó, pero mañana recupero las horas, sí, claro, andá nomás, llamame si necesitás algo, dos o tres años del tren a esa hora desconocida, la llegada abrumadora, con llamadas urgentes y los papeles, la noche del velatorio entre anécdotas que me dibujaba para consolarla, pobre, presagiando un futuro de amigas como el nuestras madres, una al lado de la otra junto al cajón de madera brillante, haciéndose bromas, pronosticando ese porvenir que sabía entonces y sé ahora imposible por esa distancia que no es distancia, sino inexistencia, es nada y por eso mismo es intransitable. El abrazo en el entierro, la última despedida, pero yo no me enteraba de nada aun, lo pienso y no era yo, estaba escrito en un libreto horrible, estaba interpretando el papel de la ahijada del muerto que consuela a la hija, de quien es casi como una hermana, aunque la distancia fuera intransitable, gente alrededor diciendo palabras incomprensibles, musitando pésames insignificantes sofocados por un sol que brillaba demasiado para reinar en un mar de muertos.

Años habían transcurrido desde la dulzura, los caramelos, las noches de fogata y los juegos improvisados en el jardín, siempre en bicicleta, con el contacto humano de mis brazos alrededor de tu cintura para no caerme, siempre la bicicleta como símbolo de la cercanía que el automóvil de mis padres anulaba, uno detrás de los otros, de espaldas, entre chapas y vidrios, con la radio a bajo volumen y las charlas templadas para no molestar a mi padre que manejaba tranquilo, mirando hacia donde debía mirar. Y vos no, vos ibas y venías en bicicleta, escuchabas los partidos de River después de los asados que hacías los domingos, te apasionaba el fútbol, pero no gritabas, no eras uno de esos que van a la cancha, sino uno de esos que se sienta solo, al lado de una radio y con un Benson entre los dedos, atento al partido. Quizás de vos aprendí la pasión por lo insignificante. El cariño, el amor que había entre ustedes era el día, el verde, las peleas en broma, la complicidad, la alegría que yo veía de chica, que yo envidiaba de niña, que me sentía en la noche de la frialdad y la falta de bicicletas, de fogatas y de pasiones, la falta del insignificante fútbol. Y siempre perduró eso en mí, asociando verde con amor eterno e imperturbable y frío con automóviles, chapas y vidrios, esperando alguna noche para ir a dormir a tu casa, creyéndola una especie de dulce respiro de la mía y, sin embargo, esa noche de lluvia quise volverme a toda costa, no quería quedarme más ahí y no recuerdo las razones, sí te recuerdo a vos, obedeciendo mi capricho, cargándome en la bicicleta y haciendo las dos cuadras que separaban mi casa de la tuya bajo un intenso chaparrón. Quise volverme al frío, al automóvil.

Y dos o tres años más tarde lo entiendo, lo digiero, habías muerto. Nadie supo nunca bien por qué y nadie quizás lo sabrá, aunque todos lo sospechamos, nunca fue algo prohibido o tabú porque nunca se calló, siempre de costado, merodeando en las charlas, en otra época no te metas en las conversaciones de los mayores y luego fui entendiendo, la bebida, esa parada inexplicable en un hospital aquella vez que nos fuimos todos de paseo, claro, habías tomado demasiado y no podías mantenerte en pie, y tu bicicleta frente al bar todas las tardes, mientras tu mujer, la amiga de mi madre, trabajaba en su casa creyendo que te amaba con locura y que el día que murieras iban a morir los dos juntos, enterrados en un mismo cajón porque ni la muerte podría separarlos, pero ya ves que no fue así, ya ves que ella sigue viva y sin remedio. Ya entiendo que el verde, la felicidad de ustedes dos, la caricia, el caramelo, mi segunda mamá o mi segundo papá, el amor de mi madrina por vos se ahogaba desesperadamente en un vaso de ginebra cada vez que yo anhelaba esa felicidad y que ella simulaba no ver, no reconocer aunque no pudieras mantener el equilibrio sobre la bicicleta.

sábado, 23 de febrero de 2008

Seis

Todo comenzó como un encuentro casual, un ribete simpático, un guiño del azar, hasta convertirse en una obtusa obsesión a medida que los acontecimientos, esos que suponemos forman parte de nuestra vida, se iban sucediendo con más y más frecuencia. Una relectura aquí, una nómina de clientes allá, un encuentro del plano sensorial y otro anclado entre la memoria y la coherencia; la ya pisoteada idea de que todo ha de conectarse con todo a través de hilos no necesariamente causales, pero que engendran en aquellas relaciones que trazan un sentido que trasciende los acontecimientos simples.
Había leído hacía tiempo sobre las investigaciones desarrolladas en la prestigiosa universidad, sobre la hipótesis de un húngaro que al parecer lo había plasmado sobre las letras fantásticas, clamando porque alguien lo tomara e hiciera con eso algo científico, y había tenido éxito. “We are each only five to seven people away from any target in the world.” De manera que se encontraba a seis pasos de cualquier ser en este mundo. Otro fiel a la teoría lo había probado enviando una carta a un destinatario de quien solo conocía su nombre y su ocupación, a algún conocido que él pensara que podía conectarlo con ese destinatario Ene, adjuntándole las instrucciones (él debía proceder de la misma manera) y una nota al destinatario final “Si usted es el señor N por favor contáctese conmigo para ratificar o refutar mis estudios.” Un alto porcentaje de las cartas había llegado a su destinatario a través de seis intermediarios. Su vida se convirtió entonces en un intento constante de prueba, un legado aún más claro e irrefutable de este mandato. Y pensó, por aquélla obsesión que lo había atrapado, que no solo las personas, sino los hechos que cada una recortara del resto de su vida, se unían a cualquier otro hecho, como máximo, con seis intermediarios. En un primer momento cualquier observador distraído y petulante podría afirmar que esto no es poco improbable, y que de hecho es hasta factible; pero que no es verificable ya que todo terminaría en una maraña de acontecimientos y seres unidos sólo por ser personas y hechos. Sin embargo, no perdía las esperanzas; intentaría probar la carencia de azar en el hecho de que el momento en que alguien supuso que anotar todos sus sueños en un cuaderno, cada mañana sin falta, se unía a través de (máximo) seis acontecimientos con el de que otra persona estuviese leyendo acerca de la interpretación psicoanalítica de los sueños en ese preciso instante. O que la pérdida de una cosecha de un campesino por una tempestad estaba unida a la composición de una sinfonía evaluada por un crítico musical como “tormentosa”. Olvidarse del azar, salir del cómodo asiento en donde la causa de las relaciones no tiene importancia, sólo porque consideramos que no hay un sentido engendrado, que la imposibilidad de abarcar cada hecho y cada ser humano en la historia es prueba suficiente para reconocer que las recurrencias aquí y allá son azarosas.
De los noventa y tres tomos encontrados en el sótano de la casa que habitaba en aquellos días, uno ha sido quemado por negligencia y el hecho de que haya sido el nonagésimo tercero está indiscutiblemente conectado con que el incendio fue causa de la destrucción casi completa de la propiedad, que había sido de mi abuelo paterno en años de la posguerra, en la que él había sido general tercero de la guardia de infantería y que una vez retirado haya comenzado a creer más en las letras que en las armas y por ello abrir una librería con la pensión de ex combatiente. Esa librería está hoy en pie, casi olvidada por los estudiantes que solían transitar todo el tiempo por allí, entre ellos, Stanley Milgram, quien obstinadamente anota todos sus sueños en un cuadernito rojo, mientras yo preparo mi clase sobre la “Interpretación de los sueños” en la universidad de Toulouse.

domingo, 17 de febrero de 2008

DIEZ

(una serie de cuentos cortísimos que lleven números por título; el número guarda algún tipo de relación con el relato)

Puestos a escribir una historia cualquiera, no hay motivo para no escribir la historia del reencuentro entre Camilo y Andrea, veinte años después de la primera vez que se vieron. Andrea vivía en Buenos Aires desde siempre. Camilo viajaba de lunes a viernes desde la casa de sus padres, en Ituzaingó, hacia la oficina donde trabajaba, en el centro de la ciudad. Camilo salió de la boca de la estación Lima del subte A, cruzó Avenida de Mayo y entró en un kiosco a comprar cigarrillos. Primero pensó que era ella y luego se dijo que no. Cuando por fin la vio pasar a su lado hablando por teléfono, estuvo seguro de que a ninguna otra podía pertenecer esa risita nerviosa. Pagó los cigarrillos, salió a la calle y comenzó a seguirla a una distancia prudencial. A lo largo de tres cuadras, pudo apreciar las sutilezas de su cuerpo. La seguía del mismo modo en que lo había hecho diez años atrás, adivinando en cada paso detalles de la vida de Andrea. Su cuerpo le parecía aún más hermoso que en aquel entonces. Sus movimientos eran seguros, decididos. No había nada en Andrea de aquella fragilidad que, diez años antes, tanto le había gustado a Camilo.

Como representando un papel escrito una década atrás, Camilo apuró el paso. Andrea continuaba hablando por teléfono. Estaban a menos de un metro cuando ella dobló en la calle Piedras. Él se adelantó, le acarició el pelo fugazmente, como la primera vez, y Andrea se dio vuelta con violencia. Dejó caer el teléfono celular, que se desarmó en tres partes sobre la vereda recién baldeada. En la expresión de su rostro se debatían la determinación del presente y la inocencia del pasado, que pronto dejaron lugar a un horror que había permanecido dormido durante mucho tiempo. Diez años antes, la ciudad estaba desierta. Hoy, en cambio, estaba colmada de transeúntes. Sin embargo, Andrea volvió a sentir la misma soledad que aquella noche.

A partir de ahora se narra desde ella. Se resuelve en un párrafo más. Ella reconstruye la violación que tuvo lugar diez años atrás y las veces que pensó cómo sería el reencuentro con el violador Lo enfrenta. Camilo termina huyendo cobardemente. Andrea recupera algo que le habían quitado.

sábado, 22 de diciembre de 2007

Noticiero Ensayísitico

Noticiero con escenas de películas, ficción y documentales, a la manera del Diaro Ensayísistico.

martes, 18 de diciembre de 2007

El Diario Ensayístico

Hacer un Diario con artículos filosóficos de estas y otras épocas. Es decir, hacer lo contrario a lo que hace un Diario. Titulares como "Benjamin: la obra de arte ya no tendría más aura". Periodizar lo Literario pero a la manera y forma de lo Literario.

Libro de Quejas

Armar un Libro de Quejas, de la Vida.

Ejercicio de Persignación II

En un colectivo, o en la calle persignarse frente a cualquier cosa que, no sea y esté muy lejos, de una Iglesia, frente a la indignación de las señoras con tapado de vizón.

Ejercicio de Persignación I

Elaborar un encuesta que estudie la Hipocresía y la Creencia de la gente, consultándola a la otra esquina de una Iglesia de la que otro oportuno observador la vio salir persignándose. Confirmar si cree en Dios, cuánto cree en él y, en un apartado, preguntar si es supersticioso.

lunes, 3 de diciembre de 2007

Escenas de la vida Literal

Para hacer con Cortázar y/o Baudelaire.
Pequeñas escenas con reminiscencias de los cuentos, apostillas y poemas de los afrancesados (en órden cronológico, sin descartar entramar los de Charles con los de Jules), con múltiples actores, y en las que aparezcan los autores envejeciendo y diciendo algo del Arte en general.

El Banquete Queer

Versión para teatro o televisión de El Banquete o Del Amor de Platón.
El ateniense Apolodoro cuenta a los espectadores la historia de una comida dada por Agatón a Sócrates, Fedro, el médico Eriximaco, el poeta cómico Aristófanes y a otros, cuando alcanzó el premio por su primera tragédia. Luego de embeberse en alcochol y con la panza bien llena, cada uno de los protagonistas (todos ellos gays y pederastas, exceptuando a Erixímaco que rebelándose contra su época, desconfía de la homosexualidad) hace su elogio del amor y se alcanza el clímax cuando el muy celoso de Alcibíades declara como despechado que está su amor por Socrátes para escándalo de los presentes. ¿Qué hará Sócrates?¿Cómo se siente su discípulo, Platón?

miércoles, 21 de noviembre de 2007

Dos tipos

Dos tipos. Uno roza los cincuenta, tiene una librería y ha abandonado finalmente sus esfuerzos y esperanzas de ser un escritor. Ha quemado todos los cuadernos y los papeles que atesoraba en un rincón de su negocio. Ya no le queda nada por lo que pelear, esa decisión terminante ha marcado su vida más que la carrera por alcanzar aquello que creía ser su sueño. La renuncia por sobre lo renunciado.

El otro, en sus treinta, técnico electrónico, hijo de un amigo fallecido del primero, encuentra algo de su padre en él y por eso lo visita diariamente. No tiene ningún interés en aprender algo o discutir sobre otra cosa que no sea fútbol, estar en una librería es una eventualidad, no un símbolo. A lo que él respecta, el primero podría tener una librería o un kiosco, lo mismo da.

Una librería teñida de gris, con estantes cubiertos de libros, cubiertos de polvo. Andrés toma un café sentado detrás del mostrador. Como cada tarde, Sergio vino a visitarlo, a hacer compañía o darle charla, como a él le gusta decir.

Andrés: Así que al final, no nos juntamos nada. El sábado anterior yo no podía, pero había avisado con tiempo.
Sergio: Y, sí. Pero bueno, viste cómo es él, parece que todos tenemos que estar esperando un momento en el que pueda cedernos unos minutos de su amable atención.

Los dos ríen con el gesto que se hace para no lamentar y miran hacia abajo.

Andrés: No interesa mucho igual. Ahora, digo yo, si está siempre tan ocupado, ¿cómo es que...

Sergio lo interrumpe. No lo estaba escuchando.

Sergio: A vos te respeta igual, bah, ¿qué piensa de vos?
Andrés: Y, no sé.
Sergio: Yo creo que piensa que sos un gran peronista, que todo...

Andrés se sonríe.

Andrés: Yo creo que él piensa... no sé qué piensa de mí. Escuchame Sergio, hay dos tipos de personas, seguramente haya muchos más tipos de personas, pero desde mi humilde posición hay dos tipos de personas: los que piensan y los ignorantes. Y yo me ubico entre los ignorantes, no tengo certezas en la vida sobre casi nada, no estoy seguro de nada. Bueno, salvo cosas como que Román es un gran delantero, ¿no?

Ambos ríen.

Sergio: Claro, o Palermo. A mí me encantaría que Palermo jugase en San Lorenzo, ¿a quién no?
Andrés: Claro, esas cosas sobre las que tengo certeza y te diría que ni siquiera...
Sergio: Pero, oíme, ¿viste el partido el otro día?

Andrés toma un sorbo de café, notando que la charla ha virado para el lado inevitable, que no volverán a hablar de los hombres ignorantes y los que piensan.

Andrés: Lo agarré empezado, pero sí, lo ví.
Sergio: Sabés que después me puse a escuchar la radio y me sorprendió tanto. A Bielsa le daban con un caño, che, y no es Continental eh, porque eso no me hubiese sorprendido tanto, en Mitre, Andrés, en Mitre. Que no le gana a rivales fáciles, que el equipo no hace goles, y no sé cuántas pavadas más. Como vos decís, yo también me ubico entre los ignorantes, pero que Bielsa es buen técnico, lo sabe cualquiera.

viernes, 31 de agosto de 2007

Tragedia

Un día despertó con Hambre desesperada. Sus 55 kg le requerían cebollas de verdeo, un diente de ajo sazonando el sabroso arroz, qué sabroso sería con un poco de crema y quizá trocitos de jamón, olores y formas, de repente- sed.
Más hambre, sólo resta comer y más comer, pero ahora son 50 kg los que reclaman, extraño, no? Por qué habría bajado de peso, comía cada vez más ordenadamente, y en forma abundante. Comía más y más. Y no había ninguna urraca prometeica que le destrozara las visceras para que se regenereran una y otra vez. Rumbo al cadaverismo, sus menos de 45 kg le secaban la boca y le pedían por glucosa y grasas. Y él satisfacía sus ahora 38 kg. Qué Hambre. Qué flaca debilidad. Prefirió vivir en la calle con tal de destinar todo su dinero a los apenas 20 kg que le restaban. Y engordarlos, pero más comía y más bajaba de peso. Hasta que un día de diciembre el Único kg sobreviviente se sintió un poco mal. Ahora bastante. Ahora más. Nauseabundas ganas de Devolver. El kilo vomitó. Y volvió a ser Hombre. Con Hambre.

Una idea de Revolución

Prohibir el arte, o mejor aún, clandestinizarlo.
Vedar lo Berdaderamente Vueno, que estallen todas las neurosis.
Hará falta también prohibir las drogas y quizá el sexo. Sí, seguro el sexo. Sexo seguro, prohibirlo.
Neurosis exploten, dejen de esconderse en la sutileza no ser aún enfermedad somática.
Ser suicidados todos por la sociedad. SuiGenocidio.
Empecemos con algún pueblo, luego la ciudad, después la república y finalmente...

jueves, 30 de agosto de 2007

Un pordiosero

Un pordiosero entra a una tienda de ropa carísima. Pide un traje para probarse. Se mete en el probador y, en un segundo, sale impecablemente vestido. Se mira al espejo, no le convence el atuendo. Vuelve al probador y, en un segundo, vuelve a ser el pordiosero que era. Se va.

miércoles, 1 de agosto de 2007

Vida a Julio Florencio

Muerte a Bakunin

"Se han desarrollado más ideas de las que serían necesarias para salvar el mundo, si las ideas solas pudieran salvarlo, y desafío a cualqueira a inventar una nueva. El tiempo ya no pertence a las ideas, sino a los hechos y a los actos."
Sigamos Jugando.
Solas no pueden.
Acá están acompañadas.

martes, 31 de julio de 2007

Agua

Caminaba yo por calles no vacías y no obstó mi habitual desdén para que alcanzara a notar en la también habitual intersección de cuatro baldosas un chorrito de agua que pugnaba por salir a la superficie de a pequeñitas gotas. Mayor aún fue mi sorpresa cuando al cabo de unos días ese chorrito ya estaba pasando la mayoría de edad y nadie se había preocupado por lo que sin duda era ahora una pérdida importante. Nadie había atendido a la probable rotura de un caño o la malversada disposición de la vereda. Tampoco mi desdén, aquél sí, el habitual en mí, había sido vencido ni aún vencido por semejante fenómeno y, en consecuencia nada había hecho yo tampoco. Los días pasaron, las calles siguieron no vacías y yo volví a pasar por aquella vereda, diría yo casualmente, diría cualquiera que me escuchara, oportunamente. El chorrito era poco menos que una catarata y no se había contentado con traer desperdicios desde su interior sino que poco a poco humanos, humanoides, para hablar con precisión, habían comenzado a asomar, escupidos por aquella intersección de baldosas, casi sin responsabilidad, sin aviso, en una superficie por demás fría y desdeñosa, como yo que los observaba. No dejo de visitar esa vereda. Ni siquiera luego de que la nueva civilización estuviera ya definitivamente enclavada. Aquellos seres que ahora gobernaban nuestras antiguas calles abúlicas, aquellos que han traído aquí todo lo suyo, sus palacios y su armemento, su culturay su educación han podido morigerar mi habitual desdén.

viernes, 27 de julio de 2007

Fraudes

Los fraudes, en general, están basados en la falsa identidad del objeto con sí mismo.

miércoles, 25 de julio de 2007

El día que Heidegger no fue nazi

Ana: Che, soñé que Heidegger se moría en un campo de concentración, ¿qué habrá oculto detrás de eso?

Pablo: Que Heidegger NO murió en un campo de concentración. Pero quizá, ahora que lo mencionás, se me ocurre que su adhesión pasiva al régimen nazi oculte algún tipo de acción humanitaria, ¿no? Como si al no hablar en contra, hubiera salvado vidas o algo así. Como sea, es un buen argumento para una obra de teatro como la de Nietzsche.

sábado, 21 de julio de 2007

Orientación vocacional

Hace semanas que esto revolotea en mi interior, pero no logro dar el paso siguiente. A ver si me ayudan...

Un muchacho, quizá treitañero, vuelve una noche fría caminando a su casa luego de una larga jornada laboral. Sus pasos retumban en la noche solitaria, frente a los edificios muertos. Camina sin prisa, con un dejo de pesadez, maletín en mano. De la boca le sale el aire caliente devenido en vapor que choca contra la oscuridad inmensa de la noche urbana.

De repente pasa frente a una extraña ventana llena de vida; colores, música, murmullo de gente, vuelve la mirada sin dejar de caminar y concluye en que es un bar que nunca había visto, a pesar de que esa es su ruta diaria al trabajo. A metros de la puerta descubre que la melodía que corta tajante el silencio de la noche es un viejo jazz y que está siendo interpretada en vivo. Asoma la cabeza y ve un pequeño pasillo, con una cartelera que anuncia varias fiestas, talleres de canto y baile y un pequeño cartel le llama la atención: “JORGE – clarinetista. Busco trabajo de corredor de bolsa. 4778-6235.” Nuestro muchacho sonríe sin ganas ante tal ocurrencia y corre la mirada. Pero no está ahí el final, a pocos centímetros del cartel de Jorge, lee: “ÚRSULA – poetiza. Busco amante preferentemente en el área de las matemáticas. 4778-6235”


domingo, 1 de julio de 2007

Marketing

"La última cena" no es buen nombre para un restaurant.

sábado, 23 de junio de 2007

Fuegos Fatuos

Esta es la historia de un cazador de Fuegos Fatuos. Desde ya, se trata de un fracasado que debe ser médico de un pueblo la mayor parte de su vida para destinar unas pocas horas a la noche para visitar cementerios o lagos en busca de sus ansiados fuegos. Nunca ha encontrado uno. Si bien su instinto le propone luces e imaginaciones él nunca pudo dar crédito de haber visto un fuego fatuo.Hasta que... lo encuentra en un lugar ¿poco? místico. Un bar de Constitución. Por sobre la bandeja de los pebetes.

Una semana perdida

Idea en tiempo real, en vivo, en directo y en exclusiva para e-deario.

Una pareja casada. Una vida feliz y rutinaria. Se conocen desde muy jóvenes, no conocen la vida el uno sin el otro. No tienen hijos. Algunos amigos, quizá. Y hay un único momento trascendental en la vida de ambos:

Un domingo a la tardecita, él desaparece misteriosamente. Ella se desespera, acude a los amigos y a la Policía. Una semana después, él reaparece tan misteriosamente como desapareció. La vida vuelve a su curso habitual.

Exactamente veinte años después de la semana perdida, ella le pregunta por primera vez dónde había estado durante aquellos días. Antes de contestarle, él le pregunta por primera vez qué había hecho ella durante su ausencia.

Continuará...

miércoles, 20 de junio de 2007

El espanto al toque

Estiró poco a poco el brazo y lo dejó caer sobre las sábanas, en aquel espacio vacío que no esperaba encontrar.

-Mi amor, ¿adónde vas tan temprano? Volvé a la cama, dale –murmuró entre sueños.

Por la mañana, mientras preparaba café, recordó el episodio, divertido y espantado. No se podía quejar, pensó. Mientras muchos dormían solos, él pasaba cada noche con la muerte y con la ausencia.

martes, 19 de junio de 2007

La compra

- Buenas tardes, ¿en qué lo puedo ayudar?
- Buenas, qué tal. Estoy buscando un disco de Duke Ellington.
- Ajá, ¿recuerda cuál?
- No, ese es mi problema.
- Bien, si no me equivoco, tenemos la mayoría de los días fríos con sol, los grabados en vivo pero con el calor de un hogar holandés y hace poco nos llegaron unas ediciones limitadas de humo de habano y coñac.
- El que ando buscando está más cerca de los días fríos con sol que de los otros dos, pero no estoy seguro.
- Bien, vamos progresando. ¿Noche o día?
- Noche, por su puesto.
- Claro, qué tonto soy. ¿Será Blues in Orbit?
- No, creo que hay un poco más de humedad en el ambiente, como si fuera un lugar tropical.
- Tropical, tropical. Frío y humedad, estamos hablamos de lluvia, ¿no es cierto?
- Claro, definitivamente. Pero no… ¿cómo decirlo?
- ¿Torrencial?
- No torrencial, exacto. Apenas una garúa.
- Acompáñeme, por favor.

Caminan unos pasos.

- Paris Blues, aquí está.
- Muchas gracias.
- Por caja le cobran.

jueves, 14 de junio de 2007

Llueve

El nudo en la garganta, los ojos se le pierden en una tempestad de lágrimas, pero de alguna manera logra retenerlas. Piensa, en su ingenuidad, que nadie lo nota.

- ¿Porqué siempre te ponés mal cuando hablamos del tema?
- ¿Y porqué no?
- Pasó tanto tiempo, tantas cosas. Es una persona nueva ahora.
- Eso no es posible.
- Bueno, es una forma de decir.
- El tiempo no pasa, nosotros pasamos, pero a veces...
- ¿A veces qué?
- A veces nos quedamos.

Mamá tejía en la reposera del patio en el geriátrico. Balbuceaba una canción de cuna cuando notó las primeras gotas de lluvia. Tormenta, pensó. Una gota le rozó el labio. Qué raro, son saladas.

martes, 12 de junio de 2007

Flores de Nagasaki

Historia de la Latencia. Luego del bombardeo a Hiroshima, un día después (dos días antes del próximo bombardeo) en Nagasaki, encontramos3 seres que vivirán la latencia de formas distintas. Una mujer sensible, espiritualmente espera, pacífica en su humilde casa. Un hombre trabajador insulta a los americanos, a su propio gobierno, a los taxistas y a todo lo que le molesta. Un joven artista niega lo que las noticias le traen y se dedica a cautivar a una chica de familia encumbrada. Cada una de las historias, en apariencia insulsas, sólo cobran su real sentido y sabor, con aquello que el espectador sabe. Recurso aburrido y trillado será desmantelado en su aburrimiento y trilladez a través de un fino trabajo sobre la latencia. Recorridos por la ciudad, imagenes e imagenes de seres vivos, y una leve rémora de sonido, un delay bajito de las alarmas y radios de Hiroshima emitiendo una señal de alerta.

viernes, 8 de junio de 2007

Inconsciente Colectivo

En el medio de la urbe superpoblada, atraviesa las avenidas cada vez más ignotas un autobus en aquel momento en el que alba ya dejó de ser dueña y su posesíon sobre el día y la luz queda hipotecada. Un vendedor ambulante de tijeras sube al autobus a hacer lo que hace desde hace años. Comienza con su clásico speech, ya remozado una y mil veces pero se detiene a la mitad al descubrir que todos los pasajeros parecieran estar dormidos. Todos con las cabezas gachas. Este desoncertante panorama desmotiva completamente al vendedor. Frustrado, se voltea a buscar aquella usual complicidad con el chofer, pero antes de que esto ocurra, es encandilado por las luces de otro colectivo que venía en camino opuesto. Cree ver en ese otro autobus a un violinista apretujado por su público que no para de abrazarlo, seguramente por alguna pieza hermosa que habría tocado. Pero no llega a pensar mucho en esto en tanto su previa sensación inacabada de encontrar la mirada cómplice del chofer de su propio autobus sigue latente. Es entonces cuando con mucha sorpresa descubre que también el chofer conducía con la cabeza gacha y con los ojos cerrados. Eso le despierta a nuestro vendedor aquello que a veces experimentamos cuando soñamos en asistir desnudos a algún evento social repleto de gente-el vendedor jamás había soñado esto ni nada por el estilo. Pero esta es otra sensación inacaba para el vendedor que no puede detenerse en esa sorpresa que ya está viviendo otra. El autobus había comenzado a alejarse de las calles más frecuentadas, y el afuera había perdido el color. O más bien había ganado uno homogeneo: el blanco. Desorientado, decide nuestro protagonista recurrir al tranquilizador discurso vendedor y lo retoma desde donde lo había terminado: explicando las facultades de sus tijeras. Sabe que nadie lo escucha, que el conductor duerme, el afuera es extraño y blanco y sin embargo, descansa su tranquilidad en terminar su discurso y bajarse en la próxima parada. Así es como le inunda otra preocupante sensación que lo lleva a pensar en que este autobus no ha parado desde que desde que él subió, pero como antes, no puede pensar esto en profundidad que ya está ocurriendo lo contrario. El autobus se detiene. Afuera no se ve nada. O se ve todo. Blanco. Los pasajeros parecen despertar. Se paran y empiezan a descender de colectivo. El vendedor permanece inerte, quieto con una de sus tijeras en la mano. Algunos pasajeros ya han empezado a bajar lo chocan al pasar y nadie le pide disculpas. Él toma a uno del hombro y le dice: "¿Por qué no me escuchan? Tan sólo les ofrecía unas tijeras" Y el pasajero le responde, "donde estamos ya no necesitamos tijeras". El vendedor guarda la que tenía en la mano y con el colectivo ya desolado toma su bolso y piensa "El violinista que tocaba en el otro colectivo no parecía estar disfrutándolo."

martes, 5 de junio de 2007

Continuidad

No hay nada peor que continuar la vida de los muertos.

Un mago o un brujo empeñado en no desperdiciar ni una existencia, real o posible.

lunes, 4 de junio de 2007

La Muerte del Poeta

Un niño en su primer día de clases.

viernes, 1 de junio de 2007

La Fábula Capitalista

Y ahora, con Vosotros, un esbozo de La Fábula Capitalista, lección de vida surgida hace un tiempo en medio de una jornada hábil –pero torpe- cualquiera:

Un joven emprendedor conoce a un viejo hombre de negocios y consigue que éste acceda a darle consejos sobre cómo amasar una fortuna. A partir de entonces, el joven se presentará una vez por semana en la casa del viejo y éste le dará un consejo por vez. El resto de la semana, el joven se dedicará a seguir el consejo al pie de la letra y, poco a poco, se irá perfilando como un candidato a exitoso hombre de negocios. Sin embargo, en sus visitas a la casa del viejo, dos cosas comenzarán a llamar la atención del joven: la triste y solitaria vida del viejo hombre de negocios y la enigmática belleza de la joven sobrina del viejo. Estas revelaciones comenzarán a interferir en la carrera ascendente del joven, que descuidará sus negocios personales por intentar develar el misterio y conseguir el amor de la niña.

Finalmente, cuando todo parezca perdido para el joven –habrá dilapidado su pequeña fortuna sin haber conseguido, al parecer, siquiera llamar la atención de la niña-, el viejo moribundo lo llamará a su habitación para concederle la mano de su sobrina –que en realidad estará perdidamente enamorada del joven- y para informarle que ambos son únicos herederos de toda su fortuna. Antes de morir, el viejo murmurará algo así como: “muchacho, acabas de hacer el mejor de los negocios posibles”.

martes, 29 de mayo de 2007

Sed

Se decía entre la niebla que adorna las calles de Pueblo al atardecer, que existía un libro que no era eterno, pero nunca acababa. Los rumores penetraban los oídos de los curiosos, fascinados ante la remota posibilidad de emprender un viaje con un sólo ejemplar en el morral. Los pueblerinos viajaban tanto que ya habían acabado la mayor parte de la obra de los Maestros; Sabiduría vapuleada de los cien siglos, Notas anónimas sobre El Poema y Las tres mil cuatrocientas treinta y dos formas de percibir un línea en el suelo, entre otros.

Dicen que el libro contenía historias que a veces se unían en una novela, dependiendo de quién las leyera. Otras veces retrataba historias fantásticas, hundidas en el olvido y rescatadas en forma de poemas. Algunos osados, llegaron a decir que cuando lo leyeron, pudieron ver cómo las ilustraciones de las hojas amarillentas, bailaban al son de un vals.

Lo cierto es que aquellas hojas cambiaban a quienes las leyeran; y no sólo por la ebullición que ellas causaban en la sangre, sino porque nadie volvía ser la misma persona luego de leerlas, y así, cada vez que volvían al libro, éste contenía algo completamente diferente a la vez anterior. O quizá es lo mismo; nadie pudo comprobarlo aun.

jueves, 24 de mayo de 2007

El Mutista de Hurlingham

Érase una vez un pueblito muy pintoresco llamado Hurlingham. Allí se vivía bien, se comía bien y se hacía mucho el amor. No obstante esto último, los felices habitantes de Hurlingham sabían de métodos anticonceptivos, por lo tanto no había esa típica proliferación de niños descalzos y hambrientos que caracteriza a los países en vías de nunca jamás desarrollarse. La gente no trabajaba porque habían delegado toda actividad indeseada en las máquinas. Las máquinas eran unas cosas gigantescas que producían cualquier cosa que los habitantes de Hurlingham necesitaran. Las máquinas eran tan perfectas que, de no haber existido, las podríamos considerar utópicas.

Ahora bien, en medio de tanta felicidad, los habitantes de Hurlingham tenían un gran problema: las máquinas que tanta dicha aportaban, también hacían mucho, muchísimo ruido. Cuando un habitante de Hurlingham viajaba al exterior y quería describir el ruido que hacían las máquinas de su pueblo, decía que hacían tanto ruido como dos elefantes riñendo dentro de una nuez. Por lo general, los extranjeros no le creían, pero se hacían una buena idea del ruido de las máquinas, razón por la que casi nadie visitaba Hurlingham, como no fuera estrictamente necesario.

El hecho de tener pocas visitas no perturbaba a los habitantes de Hurlingham, que sólo recordaban esta cuestión en los breves intervalos de la cama al comedor. Las personas que vivían en casas con pasillos largos tendían, obviamente, a preocuparse más por el asunto que las que habitaban casas con la cocina contigua al cuarto.

Fue un hombre llamado Humberto Sinhache quien un buen día decidió que había que hacer algo para que los extranjeros fueran de visita a Hurlingham. Humberto Sinhache vivía en una casa con un pasillo muy largo. Además, su esposa lo había abandonado hacía algunos meses.

Un buen día, llegó a Hurlingham un hombre que se hacía llamar “el Mutista”, aunque nadie le hacía mucho caso y todos preferían llamarlo Perón. Perón golpeó la puerta de la casa de Humberto Sinhache sin que nadie respondiera. Finalmente, Humberto Sinhache salió a comprar el pan y se encontró con Perón golpeando la puerta de su casa. Le explicó que en Hurlingham no se golpeaban las puertas porque nadie escuchaba los golpes a causa del ruido de las máquinas. Entonces, Perón dijo:

-Yo tengo la solución. Soy capaz de silenciar el ruido de estas horribles máquinas.

-¿En serio? –preguntó, incrédulo, Humberto Sinhache.

-Sí –respondió, tajante, Perón.

Al cabo de algunos párrafos, el autor se dio cuenta de que si seguía escribiendo a este ritmo, no terminaría nunca este bello relato, de modo que decidió esbozar el nudo y desenlace de la historia y retirarse a sus lóbregos aposentos, entonces.

Resulta ser que el tal Perón consigue apagar el ruido de las máquinas, pero la gente de Hurlingham decide no pagarle nada por razones ideológicas. Ellos decían que su trabajo sería poco digno si recibiera una paga por él. A Perón esto le importaba un pepino. Así fue que Perón decidió enmudecer a todo el Pueblo de Hurlingham, que desde el día de entonces vive sin emitir una sola palabra. Por supuesto, este hecho aumentó la xenofobia de los habitantes de Hurlingham y, además, el odio que éstos ya desde siempre tenían hacia Humberto Sinhache. De más está decir que, si había alguna posibilidad de que la esposa de Humberto Sinhache volviera con él, este lamentable asunto la echó por tierra. De hecho, se cuenta por ahí que la esposa de Humberto Sinhache anda recorriendo los pueblos con su nueva pareja, el Mutista, también conocido como Perón, Yrigoyen o Einstein.

FIN

martes, 22 de mayo de 2007

Motocicletas, vacaciones, otoño

Caminaba de noche por la calle. Llegando por fin a su casa, comenzó a pensar en la posibilidad de planificar su vida implacablemente a través de decisiones tan determinantes que lograran impedir cualquier desvío. Cambiaría sus hábitos, pondría atención a cada detalle a fines de llevar a cabo algún objetivo final que, por supuesto, aún no tenía muy en claro. Esto pensaba mientras caminaba de noche por la calle, llegando por fin a su casa. Se le ocurrió entonces la posibilidad de que algo terrible le sucediera a la vuelta de la esquina próxima. Pensó en lo paradójico de que un hombre fuera caminando de noche por la calle, llegando por fin a su casa, tomando serias decisiones sobre su propio devenir y que de pronto algo fatal, inevitable, más allá de toda elección posible, le ocurriese. Pensó que sería una buena idea y que apenas llegara a su casa, la escribiría. También pensó que todavía estaba a tiempo de ocurrirle a él mismo eso que imaginaba.

La última cuadra se debatió entre la curiosidad y el miedo. Cuanto más se acercaba a su casa, más expectativa le generaba el hecho de que pudiera haber un asesino esperándolo en la puerta. Alcanzó a decirse que sería absurdo encontrarse con un asesino en el umbral de su casa inmediatamente después de considerar la posibilidad de encontrarse con un asesino en el umbral de su casa. Además, se lamentó, si alguien lo asesinaba en ese momento, jamás llegaría a escribir la buena idea que se le había ocurrido mientras caminaba de noche por la calle, llegando por fin a su casa. Nada ocurriría, se dijo. Llegaría a su casa, se sumiría en la cotidianidad de calentar la comida, sentarse frente al televisor y nunca jamás llegaría a escribir nada, pero no sólo esta breve idea que ya casi le parecía vieja, sino que jamás sería capaz de llegar a escribir nada trascendente para nadie. Se preguntó si alguna persona en el mundo alguna vez se había interesado siquiera un poco por algo que él hubiera escrito. Se respondió que no, y esa crueldad sincera para consigo mismo le dio bronca, y decidió que, de allí en adelante, cambiaría toda su vida. Se mudaría de barrio, dejaría de frecuentar a sus amigos, se abocaría a leer y a escribir hasta convertirse en un gran literato. Comenzaría por buscar un departamento con buena luz, le gustaba la luz de la mañana para escribir, luego conseguiría un tocadiscos para escuchar viejos vinilos de jazz, tendría un gato y algunos cuadros originales, no para ostentar, sino como fuente de inspiración. No recibiría muchas visitas, sólo algunos amigos escritores irían de vez en cuando para discutir acerca de literatura, el les diría que aún no podrían leer lo que estaba escribiendo, que sólo una vez que terminara podrían leer aquello que estaba escribiendo, que aún no había terminado, cuando se dio cuenta de que aún cabía la remotísima posibilidad de que realmente hubiese un asesino esperándolo en la puerta de su casa y de que su primera idea podría realmente llegar a cumplirse y de que él realmente podía ser el gran planificador sorprendido por lo inesperado e inevitable. Definitivamente, pensó, todo esto era digno de ser escrito.

Sin embargo, nunca llegó a hacerlo, nunca llegó a escribir su idea. A decir verdad, nunca acabó de llegar a su casa, y eso que le faltaban tan solo unos pocos pasos. El hombre agazapado en la oscuridad dio un paso al frente y, sin mayores sutilezas dramáticas, hundió burdamente el filo en su estómago. Burdamente, sin nada de gracia. No perdimos gran cosa, pero realmente es una lástima que nuestro amigo no haya llegado a escribir su buena idea. No es que fuera genial, pero no están los tiempos como para andar desperdiciando ocurrencias, por simples o absurdas que parezcan. Una lástima.

jueves, 17 de mayo de 2007

Los Hombres que fingían vivir

Una estación de tren. Un puesto de comidas a la vera de un andén. Muy de los 30, muy amarillentos. El puesto tiene un "staff" que recurre a él. Ni siquiera se prestan atención entre ellos. Como si no existieran, fluyen en la vida sin tocarse, sin sentirse. Los únicos que pueden dar cuenta de esto son el puestero y,por supuesto, la estación.Interactúa con dejadez con algunos miembros del elenco estable de su puesto, pero ellos no lo hacen entre sí. Quizás se miren, pero como se mira a las manchas que tienen mucho tiempo y ya no se pueden sacar. Son caras ajadas, maltratadas, derruidas. Son hombres que les falta existencia pero abundan de aclaraciones. De ser algo visual habría muchos detalles. De sus arrugas, de su ropa, de la as-pereza de todo eso. No es un relato de cotidianidad. Es el ocaso de un día cotidiano. En ese ocaso, el tren jamás llegará y se dará la imposible muerte de alguno de estos hombres que fingían vivir, presenciada-en sentido estricto- sólo por el puestero que simulaba estar despierto y viendo, aunque durmiera como siempre en ese instante y cuyo maldito dormir no obsta a que todo venga a saberse y contarse, sin decirse. Esto es, que el resto de los hombres empiezan a hablarse entre sí, pero sobre todo, se miran y ven.

martes, 8 de mayo de 2007

Ver

Para inaugurar con algo bien mediocre, excepcionalmente mediocre, sobresalientemente mediocre, transcribo -copy/paste- un mail que me auto-envié desde ese exilio del alma que es el trabajo de uno. Con esto inauguro también algo que hace a la forma en que cabe expresar las ideas en este no espacio. Estaría bueno, además de Buenos Aires, estaría bueno que cada quien adjuntara a la idea en cuestión una breve descripción del proceso de germinación de la misma o lo que sea, es decir, un breve contexto, que en este caso particular sería esto.

Bien, va la idea baladí (o baladía va lai dé).

"La de un tipo que tiene un problema en la vista, entonces el oculista le permite ver sólo unos minutos por día, digamos cinco minutos. Entonces, el tipo es casi ciego, pero tiene la posibilidad de ver algo hermoso cada día, entonces se pasa el resto del día preparándose para ese momento en que podrá ver algo hermoso. Y prepara todo para el instante mágico, y de a poco va perfeccionando la obra, qué se yo" (sic).

Tal es la cosa. Los desafío a superarme en insignificancia.