viernes, 31 de agosto de 2007

Tragedia

Un día despertó con Hambre desesperada. Sus 55 kg le requerían cebollas de verdeo, un diente de ajo sazonando el sabroso arroz, qué sabroso sería con un poco de crema y quizá trocitos de jamón, olores y formas, de repente- sed.
Más hambre, sólo resta comer y más comer, pero ahora son 50 kg los que reclaman, extraño, no? Por qué habría bajado de peso, comía cada vez más ordenadamente, y en forma abundante. Comía más y más. Y no había ninguna urraca prometeica que le destrozara las visceras para que se regenereran una y otra vez. Rumbo al cadaverismo, sus menos de 45 kg le secaban la boca y le pedían por glucosa y grasas. Y él satisfacía sus ahora 38 kg. Qué Hambre. Qué flaca debilidad. Prefirió vivir en la calle con tal de destinar todo su dinero a los apenas 20 kg que le restaban. Y engordarlos, pero más comía y más bajaba de peso. Hasta que un día de diciembre el Único kg sobreviviente se sintió un poco mal. Ahora bastante. Ahora más. Nauseabundas ganas de Devolver. El kilo vomitó. Y volvió a ser Hombre. Con Hambre.

No hay comentarios: