domingo, 21 de septiembre de 2008

La obra, los personajes, el autor, el director

A: Estos negros de mierda, hay que matarlos a todos.
B: ¿Qué decís, cerdo fascista? ¡Estos nazis del Gobierno hay que matarlos a todos! Hijos de puta que viven a cuerpo de rey a costa de la pobreza del pueblo.
C: Paren, paren. Momento. Basta de discutir e insultarse. Esto no es culpa ni de los negros de mierda ni de los cerdos fascistas. Esto es culpa del autor. Vamos a buscarlo.

C: Oiga, usted. Deje de hacer decir barbaridades a sus personajes.
Autor: Por favor, limítese a cumplir su papel. Y no le hablo a usted, sino al actor que lo interpreta.
C: ¿Cómo se atreve?
Autor: Es muy simple, todo esto es parte del guión.
C: Es usted un inescrupuloso. Exijo que ahora mismo quite el contenido ideológico de esta pieza o suspenderemos la función. Queremos algo más light, para toda la familia. Algunas mujeres desnudas, quizá.
Autor: De ninguna manera. Usted hará lo que yo le diga, ya está dentro del papel.
A: Estos negros de mierda.
B: Cerdos fascistas.
Autor: Ya ve, así son las cosas. En todo caso, la culpa es del director, que eligió esta obra. Yo me limité a escribirla, él la eligió. SI no les gusta, no la interpreten. Me pagan una miseria, tengo otro trabajo.

Director: ¿Qué es todo este quilombo? ¡Vamos, muchachos! Las vanguardias se extinguieron hace casi un siglo. No me vengan con boludeces, a trabajar.

Problemas de suministro

(Suena el timbre. Son dos hombres, uno alto y uno bajito)
- Qué tal, somos de la Compañía
- ¿Qué desean?
- Venimos por su reclamo.
- Yo no hice ningún reclamo.
- Sí, cómo no. El reclamo número un millón uno.
- Yo no hice ningún reclamo con ese número.
- ¡Es cierto! Disculpe, su reclamo es el número un millón dos: problemas de suministro.
- No, tampoco.
(Uno de los dos hombres es inflexible, el otro intenta convencerlo de que lo mejor es que les permite hacer su trabajo)
- Problemas con el suministro.
- No, no tengo ningún problema con el suministro.
- Vamos, no complique las cosas.
(Finalmente, los dos hombres pasan y terminan por cortar el suministro. Se retiran y el usuario se indigna. Llama a la Compañía)
- Buenos días, quería hacer un reclamo por problemas de suministro.
- Muy bien señor, tome nota. Su número de reclamo es el un millón tres: problemas de suministro.

Pensar cucaracha

Despertó abrumado por la sed de un sueño seco. En la oscuridad del cuarto, tomó el vaso que había sobre la mesa de luz, lo llevó con precisión a sus labios y bebió de un solo trago.

Entre el agua que recorrió fugazmente su garganta, pudo sentir el volumen inequívoco del bicho y alcanzó a pensar cucaracha antes de reconocer los pasitos desesperados dentro de él. En un cosquilleo aberrante, la bestia y él desesperaban al mismo tiempo, ella atrapada en su cuerpo, él también. Pensó ayuda, bicho, morir.

Bajó hasta la cocina guiado por el asco y blandiendo una enorme cuchilla comenzó a hurgar dentro de sí mismo hasta encontrar la muerte. Algunas horas más tarde, la cucaracha consiguió escapar por uno de los profundos cortes, entre la sangre y las vísceras.

Nadie nunca pudo comprender el motivo que llevó a aquel hombre a dañarse de ese modo, porque la imaginación de las personas encuentra algún límite en la repugnancia.

viernes, 5 de septiembre de 2008

El Hombre Latencia

Idea de Corto. Un hombre en una austera habitación. Una mujer yace recostada en un futón de esa misma habitación. Él ordena algunas cosas, se sienta, duda. La mira. Sigue ordenando distintos elementos que hay en un escritorio. Vuelve a observar a la mujer.

La mata.

Se detiene, la observa, no la mata.

Relato de un delay que se cruza con su original. Este o cualquier ejemplo más elaborado.
Mismo encuadre, plano general de toda la habitación. Se graba todo una vez (pero se superpone dos veces), excepto el final que se hace doble, o triple, o ...

Bifurcación-Confluencia II

En una página del diario escribiría la historia del devenir con Ella. Lo que en realidad pasaba.
En el reverso iba a anotar lo que desearía que hubiese ocurrido con Ella.

Esta empresa nunca se concretó cuando entendió que desear no tenía nada que ver ni con lo que ocurría ni con lo que podría haber ocurrido.

martes, 2 de septiembre de 2008

Una escena de comedia

Una oficina se va descontrolando poco o a poco. Cada vez que suena el timbre del ascensor –es decir, cada vez que alguien está por entrar en la oficina- todos vuelven rápidamente a sus puestos y la oficina aparece limpia y ordenada. Esto ocurre por corte: se muestra el descontrol, se muestra la puerta del ascensor que llega y se abre y se muestra la oficina limpia y ordenada. Al principio, el descontrol puede ser menor, es decir que con alguna agilidad los empleados podrían reacomodarse ante la inminente llegada; pero luego hay una especie de carnaval carioca que desaparece absurdamente ante la llegada del ascensor, y la oficina muta del desorden al orden con una agilidad, diríamos, desopilante.