martes, 2 de septiembre de 2008

Una escena de comedia

Una oficina se va descontrolando poco o a poco. Cada vez que suena el timbre del ascensor –es decir, cada vez que alguien está por entrar en la oficina- todos vuelven rápidamente a sus puestos y la oficina aparece limpia y ordenada. Esto ocurre por corte: se muestra el descontrol, se muestra la puerta del ascensor que llega y se abre y se muestra la oficina limpia y ordenada. Al principio, el descontrol puede ser menor, es decir que con alguna agilidad los empleados podrían reacomodarse ante la inminente llegada; pero luego hay una especie de carnaval carioca que desaparece absurdamente ante la llegada del ascensor, y la oficina muta del desorden al orden con una agilidad, diríamos, desopilante.

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