miércoles, 21 de noviembre de 2007

Dos tipos

Dos tipos. Uno roza los cincuenta, tiene una librería y ha abandonado finalmente sus esfuerzos y esperanzas de ser un escritor. Ha quemado todos los cuadernos y los papeles que atesoraba en un rincón de su negocio. Ya no le queda nada por lo que pelear, esa decisión terminante ha marcado su vida más que la carrera por alcanzar aquello que creía ser su sueño. La renuncia por sobre lo renunciado.

El otro, en sus treinta, técnico electrónico, hijo de un amigo fallecido del primero, encuentra algo de su padre en él y por eso lo visita diariamente. No tiene ningún interés en aprender algo o discutir sobre otra cosa que no sea fútbol, estar en una librería es una eventualidad, no un símbolo. A lo que él respecta, el primero podría tener una librería o un kiosco, lo mismo da.

Una librería teñida de gris, con estantes cubiertos de libros, cubiertos de polvo. Andrés toma un café sentado detrás del mostrador. Como cada tarde, Sergio vino a visitarlo, a hacer compañía o darle charla, como a él le gusta decir.

Andrés: Así que al final, no nos juntamos nada. El sábado anterior yo no podía, pero había avisado con tiempo.
Sergio: Y, sí. Pero bueno, viste cómo es él, parece que todos tenemos que estar esperando un momento en el que pueda cedernos unos minutos de su amable atención.

Los dos ríen con el gesto que se hace para no lamentar y miran hacia abajo.

Andrés: No interesa mucho igual. Ahora, digo yo, si está siempre tan ocupado, ¿cómo es que...

Sergio lo interrumpe. No lo estaba escuchando.

Sergio: A vos te respeta igual, bah, ¿qué piensa de vos?
Andrés: Y, no sé.
Sergio: Yo creo que piensa que sos un gran peronista, que todo...

Andrés se sonríe.

Andrés: Yo creo que él piensa... no sé qué piensa de mí. Escuchame Sergio, hay dos tipos de personas, seguramente haya muchos más tipos de personas, pero desde mi humilde posición hay dos tipos de personas: los que piensan y los ignorantes. Y yo me ubico entre los ignorantes, no tengo certezas en la vida sobre casi nada, no estoy seguro de nada. Bueno, salvo cosas como que Román es un gran delantero, ¿no?

Ambos ríen.

Sergio: Claro, o Palermo. A mí me encantaría que Palermo jugase en San Lorenzo, ¿a quién no?
Andrés: Claro, esas cosas sobre las que tengo certeza y te diría que ni siquiera...
Sergio: Pero, oíme, ¿viste el partido el otro día?

Andrés toma un sorbo de café, notando que la charla ha virado para el lado inevitable, que no volverán a hablar de los hombres ignorantes y los que piensan.

Andrés: Lo agarré empezado, pero sí, lo ví.
Sergio: Sabés que después me puse a escuchar la radio y me sorprendió tanto. A Bielsa le daban con un caño, che, y no es Continental eh, porque eso no me hubiese sorprendido tanto, en Mitre, Andrés, en Mitre. Que no le gana a rivales fáciles, que el equipo no hace goles, y no sé cuántas pavadas más. Como vos decís, yo también me ubico entre los ignorantes, pero que Bielsa es buen técnico, lo sabe cualquiera.

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