viernes, 16 de abril de 2010

¿Qué Tal, Julio?

100% en acuerdo con la forma cómica de cada una de los microrelatos. Eso me lleva a pensar, como siempre, en el desdoblamiento, los griegos, y en el cinismo. Por eso, si tú dices comedia, yo diré Tragedia. Ahí es cuando vuelven (o se despiertan, mejor dicho) antiguos anhelos de relatos. El asunto Florencio, la web Rayuela, etc. Y digo, ¿qué tal si todos esos microrelatos fellinescos, desabridos, cómicos, no redundan, en la Historia Total, en una Tragedia al estilo Libro de Manuel? Y allí, me empiezo a responder con los mismos anhelos. ¿Qué tal si esos personajes que pululan en cada relato, que se superponen y que serán leídos de diversa manera, no son en la Historia Total, amigos, o al menos, miembros de un Grupo a la Cortázar? ¿Qué tal si los taggeos, los post no son acaso, los comentarios, los recortes que le dejemos a un Futuro Manuel? ¿Qué tal si de la Comedia vemos nacer la Tragedia? Planteo esto teniendo en cuenta que tenemos que sacarnos las ganas de hacer algo que divierta, que haga reír, de manera nerviosa, con estructuras en abismo, con cliches no probados y, a la vez, aprovechar nuestra trayectoria de lectura e incipiente escritura trágica. Ulises, Miguel, Néstor, Ludmila, Juana, Bernardo y hasta los periodistas del Ombligo en un Palermo minado terminan padeciendo sus errores, suicidándose con sus Julietas apenas dormidas en los brazos. El Viejo Fascismo de cada día, el signo cínico de época que nos atraviesa es sin duda una de las grandes claves. Yo quisiera escribir sobre un director muy metafísico que no puede pasar sus ideas a obra, con un actor totalmente pintado, sin saber qué hacer y no entendiendo nada de lo que le indican ni por qué, con una asistente de dirección, totalmente histérica y pragmática que se vuelve loca y con gentes del público que sugieren pésimas resoluciones que no hacen más que fastidiar al Director. También pienso que este formato, por llamarlo de alguna manera, es ideal para revolver nuestros cajoncitos, sacudir el e-deario, y traer, por ejemplo,el día que Heidegger no fue nazi, aquel corto del hombre desfasado, la Bifurcación/Confluencia, el Banquete Queer, etc.
Cerremos filas sobre el tema o concepto general. Empecemos con los microrelatos o, al menos, ideas sobre lo que escribiremos de ellos. Socializémolos, entramémolos con las ideas de los otros microrelatos y nuevamente separémonos para escribirlos. Y así. Pongamos un plazo para entregar una carpeta sobre el proyecto (un anteproyecto, dirán los jurídicos) este año para realizarlo el año que viene.

No hay comentarios: